De vuelta al ruido morí esperando, el milagro que jamás aconteció; vi palidecer las calles vacías mientras la vida marchita sonrió. Saliste del manto de nubes rosadas para conformar la paleta de colores vívida y rica como el ancho mar verde colgando del cielo. Luego de eso, diste un par de vueltas envuelta en estrellas fugaces golpeando las rocas con frio sereno. Acabaste provocando un tornado de arena en mis dedos cansados, dando un vuelco a mi vida descampado en el precipicio.
¿Quién eres?, pregunté. Pero mi pregunta fue viento que voló las hojas de tus árboles. Ya marchita, te retiraste perdida en las hojas, pisando recuerdos y calles marchitas.
¿Qué vive? Tu recuerdo.
¿Qué murió? Todo.
Menos los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario